Iglesia de San Pedro
Conocida como «el pajarón de Campos», se realizó en los siglos XVI y XVII, sobre los restos de otra anterior de estilo románico, finalizándose las obras en el año 1679. Consta de una única y gran nave principal, con pilares laterales adosados que soportan arcos de medio punto. Las bóvedas son de aristas adornadas con yeserías barrocas del siglo XVII obra de Felipe Berrojo del año 1678.
La espadaña de cuatro cuerpos de altura es obra de mediados del siglo XVII. La portada que da a la plaza posee siete arquivoltas, siendo del siglo XIII. La portada principal es de finales del siglo XII, de cinco arquivoltas decoradas con los símbolos del Zodíaco, perteneciendo esta parte y el baptisterio, a la primitiva construcción románica.
En el interior, destaca el enorme retablo mayor barroco, obra de Francisco Tejero del año 1762. Lo doró Gabriel Fernández en 1770. En el banco hay varios relieves con escenas de la vida de San Pedro. En el primer cuerpo figuran las esculturas de los doce Apóstoles y San Pablo, junto con cuatro medallones con escenas de la vida de San Pedro. En el ático están situadas las esculturas de las cuatro Virtudes. Conserva esta iglesia su primitivo retablo mayor en la nave del Evangelio, que fue hecho por el ensamblador vallisoletano Pedro de Feira en 1672. En el banco del retablo se localizan las pinturas de los cuatro Evangelistas, obra de Diego Díez Ferreras.
Las esculturas del retablo representan a San Rafael y San Isidro, ambas del siglo XVII, y junto a ellas las de San Ramón Nonato, Santa Ana, San José y San Francisco, obra del siglo XVIII. Corono el retablo un Calvario del último tercio del siglo XVII. En la nave de la Epístola, se conserva un retablo barroco de mediados del siglo XVIII, con la escultura de Cristo atado a la columna del siglo XVI. El órgano es obra neoclásica de finales del siglo XVIII. En la sacristía se guardan varias obras, como si de un pequeño museo de arte sacro se tratase, destacando entre los objetos una talla de la Virgen con Niño del siglo XIII, un Cristo crucificado, gótico renano del siglo XIV y una Santa Ana Triple obra de Alejo de Vahía.
De entre todas las obras de orfebrería del templo destaca la Cruz parroquial, realizada en estilo gótico en el año 1508, por el orfebre Pedro de Vega. Trabajo éste encargado por el Duque de Nájera, que es el donante de la obra. La cruz se compone de cuatro paneles de oro, siendo el resto plata sobredorada y plata. Los relieves que posee son temas de la Pasión, los Apóstoles, los Evangelistas y el Pelícano.
Ermita de Nuestra Señora de las Fuentes
Se erigió como parroquia dedicada a Santa María. Con el paso del tiempo, los curas de San Pedro, de esta misma localidad, pidieron la anexión a su parroquia al Papa Benedicto XIII, alegando que la parroquia de Santa María se hallaba en el extrarradio del pueblo. El cambio de titularidad fue conseguido en el año 1414, pero la devoción popular hacia la Virgen de las Fuentes, hizo que la parroquia se convirtiera en la ermita de la patrona de la localidad, no perdiéndose por ello su magnífico templo. La ermita de Nuestra Señora de las Fuentes, es un edificio estilo románico de transición, datándose su construcción a finales del siglo XII inicios del siglo XIII.
Está realizado en piedra, con tres naves y tres capillas laterales. La capilla mayor tiene bóveda de cañón apuntado. Posee una sencilla espadaña de un solo cuerpo. La portada principal, se encuentra a los pies, posee seis archivoltas lisas que descansan sobre capiteles de talla vegetal. El retablo mayor, es de estilo barroco, de los talleres riosecanos, obra de hacia 1700, con varias esculturas atribuidas a Tomás de Sierra. En el interior de la ermita también destacan los sepulcros góticos de la familia Herrera y el púlpito de yeserías de estilo Cisneros.